lunes, 23 de junio de 2008

Menos bebidas azucaradas durante la infancia, menor riesgo de enfermar



"Se han realizado muchos estudios en adultos sobre la obesidad y los problemas de salud asociados a la misma, como la hipertensión y la diabetes tipo II", comenta Alison Ventura (del Centro para la Investigación de la Obesidad Infantil, de la Universidad Estatal de Pensilvania). "Pero con las crecientes tasas de obesidad en los niños, estamos viendo estos problemas en edades muy inferiores a las que eran habituales".
Ventura y sus colegas Eric Loken y Leann Birch, profesores de estudios familiares y desarrollo humano, están analizando la agrupación de factores de riesgo tales como resistencia a la insulina, obesidad abdominal, hipertensión, y triglicéridos altos, combinados con un bajo nivel de colesterol HDL (el colesterol "bueno"), que se piensa están relacionados con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes en los adultos.La conjunción de estos factores de riesgo, conocida como síndrome metabólico, es un claro indicador para las enfermedades crónicas, y está siendo diagnosticada en un número cada vez más grande de adolescentes y adultos en países como por ejemplo Estados Unidos.
Los investigadores consideran que la resistencia a la insulina es el riesgo subyacente que conduce hacia las demás anomalías metabólicas. Se cree ahora que la obesidad puede ser un activador de la resistencia a la insulina, creando así una cascada de riesgos.Sin embargo, hay muy pocos datos sobre la incidencia del síndrome metabólico en los niños, ya que estos no son estudiados con frecuencia en tales aspectos.El equipo de Ventura está tratando de encontrar un perfil de riesgo para la aparición posterior de enfermedades, entre los niños que sufren los síntomas del síndrome metabólico.El estudio actual se concentró en diferentes factores, como la presión sanguínea, la circunferencia de cintura, y los niveles de colesterol HDL, triglicéridos y glucosa en 154 niñas de 13 años y sus padres y madres, habitantes todos del centro de Pensilvania.
Este estudio también contó con datos sobre las costumbres alimentarias de las chicas y sus progenitores, sus pautas de actividad, y su estilo de vida desde que cumplieron los cinco años.Los resultados del estudio sugieren que las jóvenes dentro de los grupos de riesgo de la hipertensión y del síndrome metabólico también tenían un peso corporal y peso de grasas corporales significativamente mayor entre las edades de cinco y trece años, comparadas con las de otros grupos. Aquellas en mayor riesgo de desarrollar el síndrome metabólico se encontraron entre las que consumían de forma significativa más bebidas azucaradas entre las edades de cinco a nueve años, comparadas con las de otros grupos.

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